La lingüística, ciencia del lenguaje; la pedagogía, ciencia de la educación y enseñanza; y la psicología, ciencia que estudia los procesos mentales. Es difícil jerarquizar estos tres aspectos pues los tres son fundamentales y el uno sin el otro no funcionan cuando se trata de conseguir que el alumno consiga comunicarse en una lengua extranjera, nuestro objetivo final.
Pero si tuviera que establecer un orden o escala de importancia, quizás el que considero esencial es la psicología entendida como la ciencia que estudia los procesos mentales pero también como emoción, empatía. Es necesario ponerse siempre en el lugar del alumno para entender qué va a necesitar, en qué situaciones se podrá encontrar, qué le va a servir y qué no. De esta manera, recreando esta imagen del alumno y su realidad, se podrán diseñar y crear tareas que van a mejorar y facilitar el proceso de aprendizaje porque éstas reproducirán mejor la realidad de ese alumno. De este modo los conceptos tratados serán más claros (menos teóricos, entendiendo lo teórico como algo alejado de la realidad) y el alumno los asimilará mejor.
En definitiva, para poder estructurar un sistema pedagógico útil y eficaz, y lograr transmitir los conocimientos con éxito, primero hay que conocer al alumno y su realidad, sus circunstancias. Reconociendo esto con ayuda de la psicología, podremos establecer una buena estrategia (pedagogía) para afrontar el proceso de aprendizaje del contenido (lingüística).
Quisiera añadir otra reflexión que me ha ayudado en la realización de esta tarea. Lo primero que se debe dar para que exista todo este proceso de aprendizaje es que una persona decida empezar a estudiar una lengua extranjera. Y ¿por qué una persona empieza dichos estudios? Responde a una necesidad, necesidad de conocer la lengua para poder establecer una comunicación.
Tanto si es por elección propia (porque le gusta la cultura, el país, porque siente curiosidad, etc…) como por obligación (por trabajo, por traslado al extranjero, porque tiene que usar la lengua extranjera en su entorno,...), la persona va a necesitar aprender a comunicarse en esa nueva lengua. Y no sólo aprender las cuestiones más formales (cómo se escribe, cómo se pronuncia, cómo se conjuga un tiempo verbal,...) sino aprender el uso que se hace de la lengua, aprender por qué, cuándo, cómo, con quién usarla. Y sabiendo que aprender una lengua no es tarea de dos días y que no se pueden aprender en clase el 100% de las situaciones en las que se puede encontrar, con el 100% de posibles variantes, al alumno le va a ser de gran utilidad aprender a reconocer ciertas pistas, ciertos indicios que le ayudarán a interpretar situaciones, crear paralelismos con aquellas situaciones vistas en clase y encontrar así el modo de comunicar más indicado.
Por lo tanto, aprender la estructura de la lengua, cómo funciona, su mecanismo, capacita al alumno a deducir algo aunque no lo haya visto en clase y le da recursos para continuar aprendiendo. El profesor debe proporcionar conocimientos y competencias que acompañen al alumno en el proceso de aprendizaje para aprender a aprender.
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